El Estado Colombiano como componente dentro de su obra republicana, “debido a su prolongada adhesión a la democracia representativa” (Villa, 2010, p. 55), se instaura la separación del poder público en tres grandes ramas u órganos, por un lado, la democracia se convierte en el cimiento más fuerte de todo el Estado; por ende se destina a la Constitución Política como la máxima norma de todo el ordenamiento jurídico, convirtiéndose en el cuerpo jurídico-político que inspira la creación de las demás normas del ordenamiento jurídico, y que, además, las condiciona a su criterio para darles validez (Kelsen, 2005), esta tradición que se fue instaurando en el ordenamiento colombiano a medida que surgían las transformaciones en los ordenamientos constitucionales que se vivieron en el pasar de los años del siglo XIX, daría cuenta a las diferentes estructuras gubernamentales que han demostrado las vicisitudes que direccionan a la construcción de la organización y el accionar de la esfera pública dentro de un llamado Estado constitucional.